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     Realmente me molesta mucho llamar “Imperio” a un Estado solo por su posición y sus fuerzas de élite, el cual se antepone al resto del mundo; luego de auto-proclamarse hoy en día: “Policía Galáctica” del planeta entero. A pesar de encontrarse en una confrontación sin igual, en lo que podría llegar a ser la Segunda guerra de Secesión o guerra civil norteamericana del S. XXI producto de las profundas y arraigadas diferencias económicas, sociales y políticas que aún se mantienen después de más de un centenar y medio de años de haberse desarrollado aquella primera. 


      Entender a la sociedad norteamericana actual desde un punto de vista político es difícil; sobre todo en la que se ha mantenido un bipartidismo politico, que se puede decir se estructura desde las bases de lo que una vez fue la causa fundamental de aquella primera confrontación en las elecciones presidenciales de 1860, donde producto de la división en las filas del Partido Demócrata dio como resultado la candidatura por parte del ala sureña de John Breckinridge, de Kentucky, y por parte del ala norteña de Stephen Douglas. El recién constituido Partido de la Unión Constitucional, que reflejaba el sentimiento de concesión aún arraigado en los estados fronterizos, nominó a John Bell, de Tennessee. Los republicanos eligieron a Abraham Lincoln, en una campaña en la que se oponían a la
expansión de la esclavitud y apoyaban una tarifa proteccionista, subsidios federales para mejoras internas y una ley de residencia. Los demócratas secesionistas aseguraron prácticamente la elección de Lincoln y esto a su vez convenció a los sureños que tenían que hacer un esfuerzo para lograr la independencia en lugar de quedar aislados políticamente. La prolongación de la guerra y el paso del tiempo hasta nuestros días no jugaron a favor del Sur de EE.UU, lamentablemente para el resto de Suramérica tampoco. Mientras en 1863, el Norte se encontraba en una situación de prosperidad económica debido a que exportaba grano a Europa y sus fábricas producían al máximo rendimiento, los estados del Sur de Estados Unidos, padecían todos los sufrimientos derivados de la guerra civil de aquella época y su economía, basada en el monocultivo o la mono producción, como lo es hoy en día para Latinoamérica y el Caribe; estaba en quiebra: no se vendía ni se recogía algodón, existía una fuerte carestía de alimentos básicos y una peligrosa escasez de hierro. Las fortalezas de aquel EE.UU cuyo mayor desarrollo tecnológico e industrial, así como su mayor población, pesó desde el principio, pero especialmente según la guerra se prolongaba: su potente industria y su economía saneada, le permitió mantener un suministro estable de armamento.
     Por el contrario, el Sur tuvo que lidiar desde el principio con graves problemas de abastecimiento armamentístico, no en vano, antes de la guerra, la mayoría de las fábricas de armas del país se hallaban en las zonas industriales del Norte. Tal situación le llevó a depender básicamente del contrabando de armas.
En consecuencia, los soldados de la Confederación a menudo estaban dotados con sus propias armas caseras o las que iban recogiendo en el campo de batalla, y con frecuencia, no tenían ni un uniforme decente que ponerse. Por otro lado, el desarrollo industrial del Norte le permitió disponer de una densa y eficaz red de transporte basada en el ferrocarril, que hizo posible, en poco tiempo y con pocos costes, el traslado masivo de tropas y todo tipo de suministros, mientras el uso sistemático del telégrafo permitió agilizar las comunicaciones en el frente y con la retaguardia. En el Sur, por el contrario, la débil infraestructura ferroviaria dificultaba el transporte de las tropas y los suministros. A esta situación habría que añadir el control de los grandes ríos y el bloqueo marítimo ejercido por la flota de guerra del Norte sobre los principales puertos del Sur, ejerciendo un control absoluto de las aguas del Golfo de México y el Atlántico, e impidiendo a la Confederación seguir exportando sus productos agrícolas, que eran la base de su economía. En este sentido, hay que resaltar que fue durante la Primera Guerra Civil Americana; donde este tipo de prácticas genocidas se utilizaron de manera generalizada por primera vez. Y que en la actualidad se le aplica a naciones como Venezuela para conseguir con esto la asfixia, muerte sistemática y progresiva de su población para hacerse así de los recursos económicos de la nación conjuntamente con el cambio de Régimen Político.
   
 La guerra invisible y que pronto pasará a ser pandemica; por la opresión descarnada que ejerce EE.UU sobre los Pueblos y Naciones libres del mundo que no comulgan con su ideología Capitalista neoliberal, neoesclavista y fascista del S. XXI. Provoca más muertos que ninguna otra en la historia de Estados Unidos, unos 700.000 aproximadamente. Entre las razones del elevado número de bajas se hallarían las mejoras en la tecnología armamentística, y en las nuevas formas de guerras multiformes incluidas en las nuevas formas de dominación mundial por parte de los líderes a cargo del Régimen Norteamericano.

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