La pérdida electoral de Miranda el 16 D tiene un antecedente sorprendente 

Entretanto, la DAI había distribuido sesenta y siete donaciones que, en 
los últimos meses, sumaban un total de 2.300.000 dólares, más de la mitad 

de los cuales se habían concentrado en el referendo y en la Venezuela 

«poschavista». Al responder a la solicitud de información de la FOIA 
sobre sus proyectos en Venezuela, la USAID retuvo los nombres de todas 
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las organizaciones y los beneficiarios de los dólares del contribuyente 
estadounidense en Venezuela. En muy pocos casos se cometieron errores 
administrativos y se revelaron nombres de beneficiarios como Súmate, 
Carlos Fernández y Mirador Democrático, pero, en el caso de la mayoría 
de las donaciones, sólo se dejó fuera de la censura los nombres de los 
proyectos con las descripciones de los programas. Algunos de los proyec- 
tos eran fáciles de descifrar, como el de «Un Sueño para Venezuela», una 
propuesta de Liderazgo y Visión, organización financiada por la NED 
como otra alternativa a Chávez, pero la mayoría se identificaba sólo por 
el nombre del proyecto. 
De las sesenta y siete donaciones para 2003-2004, hay algo en particular 
que salta a la vista: siete de éstas se destinaron a la comunidad de Petare, 
uno de los vecindarios más poblados de Venezuela y una base importante 
de apoyo en favor de Chávez. 



Petare es el sector más poblado de la gran Caracas. Situado en el muni- 

cipio Sucre, en el estado Miranda; Petare es esencialmente un barrio de 
la clase obrera y pobre, con algunas zonas de pobladores de las clases 
media y alta. Aunque es conocido como el bastión chavista para sorpresa 
de muchos, durante el referendo revocatorio contra éste, el 15 de agos- 
to de 2004, ocurrió algo en Petare: contrario a lo que se esperaba, el «sí» 
de la oposición obtuvo más votos que el «no» para mantener a Chávez. 



Las siete donaciones USAID-DAI en Petare se concentraron fundamen- 

talmente en el «desarrollo ciudadano y la formación política» y el mejora- 
miento de las relaciones de la comunidad. Una de las donaciones, valorada 
en 22.081 dólares y titulada «Tendiendo Puentes Comunitarios para For- 
talecer la Vida Democrática en Nuestras Comunidades», fue destinada 
supuestamente a enmendar las relaciones entre las comunidades de las 
clases alta y media en el sector de Petare y la clase baja mayoritaria. Otra 
donación, de unos 53 mil dólares, «Mi Barrio: Un Espacio Democrático 
para el Consenso y el Desarrollo», fue destinada a ayudar a los miembros 
de las comunidades pobres a desarrollar valores democráticos. 
«Diálogo y Resolución de Conflictos», otro de los esfuerzos de USAID-DAI en Petare enseñaría, supuestamente a los trabajadores pobres cómo 
comunicarse en una democracia, y el floreciente «Acciones Vecinales para 
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la Armonía y el Entendimiento» era un proyecto de 34.215 dólares para 
«ayudar» a los miembros de la comunidad a llevarse bien. El más oscuro, 
«Experiencia Local de Negociación y Legitimación de Consenso. Los 
Derechos de la Infancia en Sucre», introdujo otros 6 mil dólares, y el más 
general, «Prevención de la Violencia Cotidiana», reportó al vecindario la 
enorme cifra de 49.830 dólares. 



Hay dos cosas que llaman la atención acerca de esas donaciones en 

Petare. Una, las donaciones USAID-DAI en Petare no sólo eran condes- 
cendientes y paternalistas con los miembros de la comunidad, dándoles a 
todos un tratamiento de ciudadanos pobres, no instruidos y carentes de 
valores, sino, además, un intento por enseñarles valores «democráticos» y 
metodologías de desarrollo no autóctonas en Venezuela. Las donaciones 
introdujeron valores y nociones impuestas por Estados Unidos para tra- 
tar de influir en la opinión pública. La idea detrás de esas donaciones 
para «formación» era precisamente influir en la formación ideológica y 
política de la base venezolana; vasta población mayoritariamente pobre 
en el país, que es también la mayor base de apoyo a Chávez. Era en 
Petare donde se desarrollaba una verdadera «batalla de ideas» y, a juzgar 
por los resultados del referendo, Estados Unidos estaba ganando. 



El segundo aspecto que llama la atención en relación con las donacio- 

nes era el hecho de que la mayoría de los miembros de la comunidad no 
conocía nada de éstas. Más de 200 mil dólares habían sido invertidos en 
su comunidad para la formación democrática y política y la solución de 
conflictos, y la mayoría de los residentes de Petare no habían tenido nin- 
guna participación en los proyectos; sin embargo, más intrigante aún 
resultaban las numerosas historias de testigos oculares de cómo el diputa- 
do por el estado de Miranda, Carlos Ocariz, del partido de oposición 
Primero Justicia, contraparte venezolana del IRI, iba de puerta en puerta, 
con sus ayudantes, por los barrios más pobres de la comunidad, semanas 
antes del referendo y ofrecía 150 mil bolívares (alrededor de 75 dólares) 
y una bolsa de alimentos para que votaran por el «sí». No es difícil de 
imaginar que el hambre venciera a los principios, incluso en un ambiente 
políticamente cargado. 



Tendría sentido, entonces, que si la USAID-DAI había invertido más de 

200 mil dólares en Petare en los meses que precedieron el referendo y la 
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mayoría de los residentes del lugar no había oído nunca hablar de los 
proyectos y programas que supuestamente debían ser realizados en su 
vecindario, que de cierta manera una parte de esos 200 mil dólares 
apareciera en los donativos de Carlos Ocariz a los miembros pobres de la 
comunidad de Petare. 
Al final, el resultado deseado era el mismo, ya fuera por vía de los pro- 
gramas legítimos de donación o por el soborno político: ganar el referen- 
do revocatorio y librarse de Chávez. En Petare concibieron una forma 
fácil de lograr ese objetivo: aprovecharse de la pobreza. 
Para suerte de Chávez y sus seguidores, en el estado de Miranda, donde 
está situado Petare, ganó el «no» por algunos puntos porcentuales, de ahí 
que la pérdida en el lugar no tuvo una repercusión grave en los resulta- 
dos de la votación, aunque sí incidió en la estabilidad de una comunidad 
de más de un millón de pobladores. De no haber sido por la derrota del 
entonces gobernador del estado de Miranda, Enrique Mendoza, en las 
elecciones regionales subsiguientes del 31 de octubre de 2004 frente al 
candidato pro Chávez, Diosdado Cabello, quién sabe hasta dónde habría 
llegado el «Experimento Petare».
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"... Ustedes saben qué hacer. ¡Simplemente tomen el poder en toda Venezuela, absolutamente todo, barran a la burguesía de todos los espacios políticos y económicos y profundicen la revolución!"